martes, 26 de mayo de 2009

The new Yorker may 4, 2008, Rwanda

Cuando comencé a leer el artículo pensé sería una descripción de un Estado fallido y con problemas latentes.  Tenía la impresión de que en un lugar donde hubiera ocurrido una guerra genocida hace tan poco tiempo difícilmente habría podido mostrar señales de reconstrucción claros.  Sorpresivamente, no es el caso.  Rwanda es un ejemplo ahora de integración entre sus habitantes.  Y el principal responsable de éste resultado podría ser Paul Kagame, el presidente de Rwanda y líder del grupo que derrotó a los  génocidaires Hutus.  Sin embargo, el hecho de que se apoyen en un hombre fuerte para mantener el orden no es completamente satisfactorio.  Si Kagame llegara a morir, o en el momento en que deje el poder, cómo ha declarado querer hacerlo en 2014, la posibilidad de regresar a las anteriores luchas étnicas será algo latente y que no podrá detenerse.  Recordemos el caso de Yugoslavia.  Después de la muerte de Tito, el equilibrio étnico en los balcanes continuó degradándose paulatinamente hasta la guerra de Kosovo; otro intento de limpieza étnica, dentro de Europa.

El hecho de que Kagame pretenda bajar del poder eventualmente y que no parezca un dictador hambriento de poder podría marcar la diferencia.  En ese caso, Rwanda se convertiría efectivamente en un oasis de convivencia enclavado en África central, y un modelo a seguir para sus vecinos.  De fallar, tendríamos una lucha étnica continua, con un posible intento de revancha de parte de los Tutsi o una continuación del genocidio de parte de los Hutu.  Desde mi punto de vista, no podemos darnos ese lujo, pero en lo que a nosotros concierne, únicamente nos queda esperar que esa pequeña esperanza que puede ser el gobierno de Paul Kagame florezca.

lunes, 25 de mayo de 2009

Robert Stone y las entrevistas de Paris Review

Como parte de la maravillosa suscripción a The Paris Review me llegaron dos libros de regalo con algunas de las muchas entrevistas que se han publicado en la revista a través de los años.  Hoy le tocó el turno de leer a Robert Stone, a quién, desgraciadamente, no he leído.  Independientemente que con éste tipo de fuentes uno toma conciencia de todas las carencias literarias que posee, leer una entrevista a un gran escritor siempre será gratificante.  Espero pueda en un futuro, relativamente cercano, leer alguna de sus novelas.  El intento que describe en la entrevista de ejemplificar los grandes problemas filosóficos a través del entorno de las novelas, cómo la pregunta fundamental metafísica de Heidegger, y pensar que un conflicto o una relación amorosa son modelos de explicación para la pregunta me cautivó.  Más no podre decir hasta que lo haya leído realmente.

domingo, 24 de mayo de 2009

The new Yorker abr 27, 2009 - Drogas neurológicas, industria de autos y Edgar Allan Poe

Mi intención es dejar de hacer resúmenes especiales de cada revista y hablar más bien de los temas que me interesen en cada una; posiblemente en entregas separadas.  Sin embargo, en éste número, tres temas me llamaron fuertemente la atención, y creo posible conectarlos directamente.  

Del uso de medicamentos (el nombre en inglés el más sugerente: drugs) para aumentar el desempeño intelectual me genera ruido por dos razones principalmente; la primera, me sorprende que la gente crea que puede agregar impunemente sustancias que modifiquen la química de su cerebro y no espere que tenga que pagar un precio por ello.  No cuestiono los posibles beneficios que tengan en algunos casos el uso de medicamentos, recordemos que dejar de tomar antidepresivos fue lo que llevó a la muerte prematura de David Foster Wallace, pero intentar apostarle al uso de éste para tener una ventaja competitiva de forma intelectual y creer que no va a tener un precio especial ésto es increíble.  Sin embargo, me llaman mucho más las posibles razones que pudieran tener para tomar éste tipo de medicamentos.  Los testimonios indican que tomarlo no te vuelve especialmente creativo o inteligente, y que bajo su influencia los resultados no son los mejores que uno podría conseguir.  Más bien se trata de prolongar el tiempo que uno puede dedicarle a la vida intelectual, que, me consta, puede ser agotadora.  Pero la razón principal de querer dedicarle más tiempo es no quitarle tiempo a otras actividades, que las podríamos agrupar en el término genérico de parrandear.  Y tenemos entonces otro modelo del mismo fenómeno.  Queremos (como sociedad) una serie de ventajas y privilegios sin necesidad de pagar por ellos.  Queremos tener una carrera exitosa en la universidad, pero sin necesidad de perderse una fiesta.  No puedo asegurar completamente que el sacrificio sea un componente necesario para disfrutar a cabalidad un triunfo, pero desde mi punto de vista lo és para darle el valor que tienen a las cosas.  No critico ni condeno a quienes recurren a este tipo de medicamentos pero no los comprendo, y definitivamente no es algo que haría.

Y curiosamente, podemos interpretar de la misma manera muchos de los problemas de la crisis en la industria automotriz en Estados Unidos.  Las tres grandes armadoras locales se dedicaron a regalar privilegios y construir un mercado que eventualmente dejaría de ser idóneo para ellos.  Nunca fueron capaces de mejorar sus procesos industriales, los diseños de sus autos, o de actualizar los contratos y privilegios que tenían sus trabajadores.  Porque, aunque la industria de los automóviles esté en crisis de forma global, las armadoras extranjeras (principalmente japonesas) instaladas en el sur del país están manejando mucho más eficientemente el problema que las locales.  Años de no reconocer que verdaderamente se necesita trabajar para tener algo.  Es increíble que sigamos buscando el "free lunch", y que, incluso en un país que llegó a ser lo que es y fue famoso por su empuje e iniciativa se esté orillando a un conformismo y a la búsqueda de las soluciones fáciles.  Estamos en un periodo difícil de manera global, y si no decidimos trabajar y hacer soluciones reales, las proporciones del problema podrían rebasaronos por completo y, entonces si, no tener ya nada más que hacer.

Conectar a Poe es un truco barato hasta cierto punto.  Dado que solo puede quedar siendo él un ejemplo de cómo trabjar y hacer las cosas.  Debo releerlo, de forma apremiante ahora, pero mencionan que él despreciaba muchas de sus historias cortas y poemas famosos (el cuervo entre ellos) y, junto con ellos, al lector que los disfrutaba.  Que el verdadero motivo que lo llevó a escribir esas historias y poemas no fue descifrar problemas literarios o filosóficos, o, en el mejor de los casos, no fué exclusivamente éso.  El verdadero motivo fue el hambre.  Todos sabemos que Poe era pobre y que muchos de los trabajos que hizo fue como encargo para tener una entrada de dinero, pero de verdaderamente despreciar él su trabajo tenemos, además del desdén del señor Poe, un ejemplo de un sacrificio dadas las prioridades del momento en su vida.  De la cuestión sobre la calidad de su trabajo me parece innegable, pero la comparación entre las obras que no quería, como The Golden Bug, o The Raven, con las que escribió cuidadosamente, como la narración de Arthur Gordon Pym, hace su relectura necesaria, y repito, apremiante.  

sábado, 16 de mayo de 2009

Recapitulando

¡Estamos de regreso!

Y considerando que estoy por quedarme sin trabajo, supongo que tendré más tiempo para leer, hacer cosas y reportrlas en el blog...

Evidentemente no vamos a intentar regresar a la narración de todo lo hecho en estos meses de ausencia.  Pero me encantaría recapitular algunas cosas de lo más importante que sucedió este mes, al menos para mi.

Murió John Updike.  Lo que significa una gran, gran pérdida...  Afortunadamente, nos dejó toneladas de material que leer.  Definitivamente, una persona a quien seguir,  tanto en sus escritos como en su estilo de vida.  Fue un intelectual relativamente feliz, y de esos hay tan pocos (que hagan cosas que realmente valgan la pena, por supuesto) que es bueno intentar ver la receta para copiarla.

Concierto de Radiohead.  Me gustaban desde antes, pero después del concierto ya soy fan. Hasta disfurto más de su música azotada.  Estuve brincando, gritando y cantando todo el concierto (es en serio).  Y tres canciones lograron sacar lagrimita, no voy a decir cuáles pero fui al primer concierto, entonces obviamente no fue creep...

Utilitarianism, de John Stuart Mill.  Me encanta Mill, pero su sistema ético ha sido tán sacudido tantas y tantas veces que es difícil no ver los problemas que tiene al momento de leer su libro.  En parte es enormemente utópico, aunque pretenda ser completamente práctico, y en parte tiene limitantes enormes, sobre todo al desarrollar las aplicaciones completamente prácticas de la teoría.  Excelente libro, lectura obligada si se está interesado en la ética y sus clásicos, pero definitivamente prefiero On Liberty.

Y muchas peliculas, juegos de rol, lecturas y complicaciones personales como para intentar traerlas todas a la memoria.