Del uso de medicamentos (el nombre en inglés el más sugerente: drugs) para aumentar el desempeño intelectual me genera ruido por dos razones principalmente; la primera, me sorprende que la gente crea que puede agregar impunemente sustancias que modifiquen la química de su cerebro y no espere que tenga que pagar un precio por ello. No cuestiono los posibles beneficios que tengan en algunos casos el uso de medicamentos, recordemos que dejar de tomar antidepresivos fue lo que llevó a la muerte prematura de David Foster Wallace, pero intentar apostarle al uso de éste para tener una ventaja competitiva de forma intelectual y creer que no va a tener un precio especial ésto es increíble. Sin embargo, me llaman mucho más las posibles razones que pudieran tener para tomar éste tipo de medicamentos. Los testimonios indican que tomarlo no te vuelve especialmente creativo o inteligente, y que bajo su influencia los resultados no son los mejores que uno podría conseguir. Más bien se trata de prolongar el tiempo que uno puede dedicarle a la vida intelectual, que, me consta, puede ser agotadora. Pero la razón principal de querer dedicarle más tiempo es no quitarle tiempo a otras actividades, que las podríamos agrupar en el término genérico de parrandear. Y tenemos entonces otro modelo del mismo fenómeno. Queremos (como sociedad) una serie de ventajas y privilegios sin necesidad de pagar por ellos. Queremos tener una carrera exitosa en la universidad, pero sin necesidad de perderse una fiesta. No puedo asegurar completamente que el sacrificio sea un componente necesario para disfrutar a cabalidad un triunfo, pero desde mi punto de vista lo és para darle el valor que tienen a las cosas. No critico ni condeno a quienes recurren a este tipo de medicamentos pero no los comprendo, y definitivamente no es algo que haría.
Y curiosamente, podemos interpretar de la misma manera muchos de los problemas de la crisis en la industria automotriz en Estados Unidos. Las tres grandes armadoras locales se dedicaron a regalar privilegios y construir un mercado que eventualmente dejaría de ser idóneo para ellos. Nunca fueron capaces de mejorar sus procesos industriales, los diseños de sus autos, o de actualizar los contratos y privilegios que tenían sus trabajadores. Porque, aunque la industria de los automóviles esté en crisis de forma global, las armadoras extranjeras (principalmente japonesas) instaladas en el sur del país están manejando mucho más eficientemente el problema que las locales. Años de no reconocer que verdaderamente se necesita trabajar para tener algo. Es increíble que sigamos buscando el "free lunch", y que, incluso en un país que llegó a ser lo que es y fue famoso por su empuje e iniciativa se esté orillando a un conformismo y a la búsqueda de las soluciones fáciles. Estamos en un periodo difícil de manera global, y si no decidimos trabajar y hacer soluciones reales, las proporciones del problema podrían rebasaronos por completo y, entonces si, no tener ya nada más que hacer.
Conectar a Poe es un truco barato hasta cierto punto. Dado que solo puede quedar siendo él un ejemplo de cómo trabjar y hacer las cosas. Debo releerlo, de forma apremiante ahora, pero mencionan que él despreciaba muchas de sus historias cortas y poemas famosos (el cuervo entre ellos) y, junto con ellos, al lector que los disfrutaba. Que el verdadero motivo que lo llevó a escribir esas historias y poemas no fue descifrar problemas literarios o filosóficos, o, en el mejor de los casos, no fué exclusivamente éso. El verdadero motivo fue el hambre. Todos sabemos que Poe era pobre y que muchos de los trabajos que hizo fue como encargo para tener una entrada de dinero, pero de verdaderamente despreciar él su trabajo tenemos, además del desdén del señor Poe, un ejemplo de un sacrificio dadas las prioridades del momento en su vida. De la cuestión sobre la calidad de su trabajo me parece innegable, pero la comparación entre las obras que no quería, como The Golden Bug, o The Raven, con las que escribió cuidadosamente, como la narración de Arthur Gordon Pym, hace su relectura necesaria, y repito, apremiante.
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