No conozco la música de Will Oldham. Por lo tanto, no puedo escribir una nota real de su perfil publicado. En éste caso es más una petición de ayuda que una reseña. Si alguien lo conoce, sería bueno saber si realmente vale la pena, o si únicamente es un músico innovador, pero intrascendente. No sucede lo mismo con Oliver Messiaen y Elliot Carter, de quienes se está celebrando su centenario. A Messiaen y su maravillosa Sinfonía Turingalila los conocí hace dos años. A Carter tiene un poco más de tiempo, aunque lo he escuchado con menos cuidado. Sé que ambos valen la pena (realmente), aunque su música no es fácil, y que, musicalmente hablando, vale la pena explorar más ese campo.
Inicialmente creí que la historia de la creación del Village Voice, periódico local para Greenwich Village, era de esos artículos destinados a quedar inconclusos, hasta que descubrí que Norman Mailer había sido de los fundadores. ¿Qué necesita un periódico o revista para ser exitoso? Desde hace tiempo tengo la tentación de crear una revista. No tengo el material, los fondos, el conocimiento o ni siquiera el tiempo para hacerlo. Pero saber que en algún momento, se creó un periódico local semanal que tuvo mayores ventas en puesto que New Yorker motiva a replantear el proyecto. Obviamente, no es lo mismo hacer leer a la gente en Greenwich Village que en la ciudad de México, pero creo que, a menos en forma de proyecto, vale la pena mantenerlo, y pensar que, en algún momento, podre crear una revista, evidentemente, con ayuda.
Y pasando a la crudeza de la realidad, llega un artículo sobre la ayuda humanitaria en Chad, el país que recibe a la gran mayoría de los desplazados por el conflicto en Darfur. El problema es que Chad también tiene una guerra interna constante. Que no se ve como se pueda terminar, al menos no pronto. Y que muchas veces esa lucha toma como objetivos a los campamentos de refugiados y los contingentes de ayuda humanitaria que llegan a trabajar. Y entonces la pregunta es si vale realmente la pena prestar esta ayuda. No quiero decir que esté mal hacerlo. La gente de esos países sufre, y si hubiera una forma de ayudarlos realmente, desde mi punto de vista, sería loable. Más bien la pregutna es que tanto ayuda en realidad el modelo actual de asistencia. En otro dato, tomado de Harper's, es prácticamente la misma cantidad de comida la que entra en forma de ayuda a Sudán que la que éste país exporta a sus vecinos. Y ese dinero, en su mayoría, queda en manos de las facciones que están realizando el genocidio. Así que se puede decir que la ayuda occidental, aparte de hacer más larga y dolorosa la muerte de los desplazados, está financiando a la gente que provoca el conflicto. El problema real es que, por otro lado, tampoco podemos quedarnos cruzados de brazos mientras aniquilan poblaciones enteras (en general, por petróleo o diamantes, también de consumo en occidente). Es un problema para el que no tengo respuesta, ni siquiera una idea inicial.
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