El hecho de que la revista trate de un solo tema en específico la vuelve considerablemente más extensa de lo normal (un 40% aprox.) pero de cierta forma, vuelve su lectura más fácil, o, en determinado momento como este, la posibilidad de escribir sobre lo leído.
El tema, en este caso, es la gente innovadora; como tradicionalmente sucede en New Yorker, el énfasis se da en la gente y los individuos al momento de hacer un artículo, más que en el problema abstracto o en los grupos de gente involucrada. Por ejemplo, el primer artículo del tema pretende ejemplificar cómo, en una competencia, si el jugador en desventaja se resiste a jugar dentro de los esquemas tradicionales de juego en los que su oponente es superior, la probabilidad de que el gane se vuelve mayor a la de la pérdida con un equipo de Basketball juvenil de las ligas en E.U..
Y este es, con ciertas variaciones, el tema central de la revista; ya se trate de las niñas basketballeras, la conservación de arte contemporáneo, la mejora de escuelas públicas en Los Ángeles, la revolución de la neurología por un médico indio o la creación de cine de autor en China, todos comparten el tema de que tuvieron que modificar sus formas tradicionales de actuar en su área de experiencia para poder llegar a donde están y triunfar en su respectivo ámbito.
Pero otro punto me llama mucho más la atención, el costo que tiene poder realizar éste tipo de lucha o desarrollo. Si bien el equipo de Redwood City derrotó a rivales en teoría mucho más poderosas aplicando un cambio sencillo en el terreno (una presión de duela completa durante todo el juego) aplicarlo implica un gran trabajo. Para todo aquel que haya jugado basketball, y no me cuento entre los que lo han hecho bien, jugar con presión de duela es increíblemente cansado. Poderlo hacer implica una condición física impecable y una velocidad superior a la de tu rival. Después de todo, el equipo no estaba en completa desventaja, más bien sus ventajas estaban localizadas de forma distinta.
Pero centrándonos en los ejemplos más "serios", como el de Christian Scheidemann (el conservador de arte), Steve Barr y sus escuelas en L.A., Ramachandran y la investigación neurológica de punta (tiene una columna fija en Scientific American Mind), y el cine de Jia Zhangke, si bien su éxito parte de el cambio de enfoque que proporcionaron, en los indicadores que hablan sobre su vida personal, se presentan complicaciones graves. Uno de los detonadores del trabajo de Barr fue la soledad en que quedó después de la desintegración de su familia, Jia perdió su matrimonio porque prácticamente nunca veía a su esposa y Ramachandran tiene una familia en apariencia estable (su esposa escribe con él) pero no puede siquiera recordar la fecha de su cumpleaños. Y de cierta forma sucede lo mismo con su competencia de trabajo. Al convertirse ellos de cierta forma en los favoritos o los creadores de la política de su área, se convierten en el nuevo rival a vencer y su actitud no siempre será la mejor. Las respuestas a las cartas críticas de Ramachandran en SciAm Mind no son siempre amables, y las opiniones de Jia sobre las películas de Zhang Yimou están fuera de lugar. El hecho de que el otro creador chino tenga opiniones políticas, o formas de manejar sus opiniones, diferentes a las suyas, no justifica decir que sus películas no son buenas. Eso es blasfemar por fanatismo...
Recapitulando, es bien sabido que para tener un resultado verdaderamente exitoso, la mejor forma de lograrlo es estudiando el tema y atacándolo directamente, conforme a las necesidades particulares del caso. También que esto implicará mucho trabajo, mucho más que el que hubiera sido necesario con una respuesta estándar, y que a su ves esto traerá costos, que más vale intentar analizar desde antes. Y ese riesgo es el que todavía no sé si estoy dispuesto a correr.
jueves, 4 de junio de 2009
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